
Ojos como manos
te roban
seductoras miradas
como un niño
roba cerezas
del árbolde su deseo.
Saboreo el jugo
dulce y gustoso
del fruto delicioso
de mí y de tu excitación
mientras mi mirada
impertinente y arrogante
penetra bajo tus sucintos vestidos
en tus mórbidos senos
acariciándolos en una sonrisa descarada
que se refleja en la tuya
incendiando de voluptuosidad
nuestros vivos sentidos.
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